El viernes fuimos a ver la exposición de la ONCE. Había una casa adaptada que estaba muy bien: Tenía un microondas para que llegar con la silla a ponerle, los alimentos estaban etiquetados en braille. En el dormitorio había un aparato que le dabas a un botón y se abrían las ventanas y las persianas se subían o se bajaban.
De ahí te pasaban a la escuela, que es donde estaba Chelo. Ahí nos dijeron que si estabas en clase de Naturales, por ejemplo, y decía el profesor algo, en la pizarra salía con el bolígrafo mágico y te decían si estaba bien o mal. En la escuela tambien nos decían que si estabas trabajando los ríos, por ejemplo, tenías un boli mágico y los libros también en braille, que eran de Anaya, y la ONCE los transcribe. Lo que a mí más me ha gustado ha sido la casa, porque la domótica te ayuda mucho, y el aparato de los colores. Este es un aparato que te dice los colores de las cosas. Me han dicho que lo hay en la ONCE y me lo voy a comprar (está en la tienda de la ONCE, en la calle Burgos).
El baño estaba adaptado también. Había dos espejos, uno más alto y otro más bajo (así la persona que va en silla tambien se puede mirar). En el dormitorio había también una mesita con un teléfono que tiene un punto en el 5, que es como nosotros nos guiamos. Encima está el 2, arriba de todo, y si bajas te encuentras el 8 y si sigues bajando más te encuentras el 0. Y luego te coges de referencia el 5 otra vez y sabes que al lado tienes el 1 y el 7, y luego una tecla para distintas funciones, y al otro lado el 3, el 6 y el 9.
Había distintos tipos de ratones, como el de Alberto, con la cabeza, y tenían el de la voz -el aparato de la voz, para enseñarlo.
También había un cine para sordos (con distintos colores en la pantalla para que viesen cuándo había los ruidos) y cine con voz para las personas invidentes donde te cuentan lo que pasa, con un auricular. Y un museo.
Despues había baloncesto en silla de ruedas pero a eso no nos quedamos porque a mí se me hacía supertardísimo.
Cristina