
Mi aventura por Madrid.
Ayer estuve en un pájaro, en un avión metida. De Ryanair. Muy bien recibida por los pilotos. Y el personal. Pero eso sí, cuando llegué a Madrid no veas lo mal que estaba lo del metro. Era para haber visto a Alberto Ruiz Gallardón, el alcalde, y haberle dicho que a ver qué pasaba, que parece mentira que en la época que estamos no se tenga en cuenta a un ciudadano en silla de ruedas. Que le podía pasar a él. Que nadie se da cuenta hasta que no lo pasa o tiene algún familiar y viven lo que es.
El avión muy bien, me puse a la ventana para ver las nubes y todo. Y no da tanta impresión como dice la gente. Se ven las nubes, todas juntitas, como un manto blanco. Y me ha impresionado. La próxima vez voy más días. Me voy a Italia o a donde sea, pero ya para estar muchos dias, claro.
Fuimos en el metro, comimos y fumé un cigarro, Marlboro, y tomé un café como los millonarios, como los artistas, allí, en la Cibeles. Hizo mucho calor. Al sol, porque a la sombra hacía frío.
Fuimos en el metro, comimos y fumé un cigarro, Marlboro, y tomé un café como los millonarios, como los artistas, allí, en la Cibeles. Hizo mucho calor. Al sol, porque a la sombra hacía frío.
Y calla, que no hubo turbulencias, gracias a Dios, y eso, que llegamos muy pronto. Un tío que iba colocado se cayó y se espatarró y todo, y vino la policía y luego le llevaron en ambulancia. La silla. La silla pitaba al pasar el control, porque es de metal, y por eso pitaba. Y luego me llamaron la atención, porque para la asistencia en la ventanilla de Ryanair teníamos que avisar. Y al volver el tío del aeropuerto creía que había perdido el posabrazos y me dijo: "Ay, que se ha perdido el posabrazos", y yo le dije: "No, hombre, que ya estaba así", y era un chico, un celador negro, más majo, y se llamaba Papi. Y la chiquita se llamaba Valeria, muy maja, morena, guapísima. Ya está. Hasta la próxima aventura.
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