miércoles, 22 de abril de 2009

Mi cita con mi médico


Mi cita con mi médico

A ver, que me dijo que estaba muy buena y iba muy bien del riñón y que siguiera bebiendo agua, y hasta el 3 de septiembre no me ha dado cita. Que muy bien, que siguiera así. Me vio muy guapa y muy morena, le di una virgen y todo. Desde Francia pa tí, bendecida por el obispo y todo. Y se la traje con todo el cariño para hacerle la pelota. Y le dije: "Ponla ahí, en el despacho, para que se vea". Y hasta el 3 de septiembre no me da cita. Y no me ha pesado, ya me pesó la otra vez. Y me dijo eso, que me veía muy morena. Y ya está. Y por fin me vio con la silla de motor, y le llamé mi silla Porsche. Y me dijo: "Irene, ten cuidado, que es una máquina". Espero que cuando vaya la próxima vez la tenga allí colgada. Y fuimos andando Marina y yo desde Matías hasta allí.

Un desliz de la silla

La rueda chiquitina se me salió de la silla en mitad del barrio y ni Dios me ayudaba, hasta que vinieron dos chicos y me ayudaron. Los únicos. Estaba con mi compañera Katia. Y Katia fue a avisar a Juanjo o a cualquiera, y cuando vino yo ya no estaba allí. Gracias a estos dos chicos que me ayudaron y me metieron en un taller a apretarme el tornillo de la rueda, de la chiquitina. Me llega a haber pasado sola y me quedo en la cuneta, me muero. Y ya está. Hasta otra aventura. Esto son dos aventuras como la vida misma. Y me podía haber pasado en cualquier sitio. Y yo como siempre tengo suerte, siempre tengo un ángel ahí que me ayuda. Y siempre salgo de ella, gracias a Dios. He traíso muchas vírgenes para todos y un DVD de Santa Bernabé. Gracias a Dios, lectores.

Hasta la próxima.

Irene

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