miércoles, 30 de abril de 2008

Jornadas de puertas abiertas en Cocemfe


El otro día hubo jornada de puertas abiertas en Cocemfe, mi residencia, donde aquí la escritora vive hace tres años y estoy orgullosa de haber vivido en aquella casa. Soy una señorita con todas las letras del abecedario, porque ahora soy una chica responsable y muy autónoma y me defiendo yo sola y me visto e intento luchar por mí, porque antiguamente era una chica que me tenían que dar de comer, vestir y todo, y ahora poco a poco lo he ido haciendo por mí misma. Y no veas qué bien y qué orgullosa de haberlo conseguido, pero lo mío me costó, y bien de lagrimas he llorado, pero al final tuve recompensa, y orgullosa de ello me encuentro, y qué felicidad, de hecho me alegro mucho cuando me dicen: "Irene, muy bien, tú sigue así, que llegarás muy lejos, así que no te eches atrás, tú sigue así".


Y, bueno, no voy a ser tan pesada como siempre, ¿Vale?. Os contaré que el otro día quedé campeona de boccia y vamos, que gané a todo el mundo, porque soy muy buena, porque para eso me entreno todos los lunes por la tarde. Fíjate, en mi residencia, donde yo vivo, hicimos un día de puertas abiertas y todo el mundo me vio como yo, la jugadora número uno, una de ellas fui yo, y la gente me aplaudían cada vez que tiraba una bola, ni la miraba. ¿Para qué, si sabía que a algún sitio iba a caer?. Bueno o malo, a algún sitio iba a situarse, o sea, que encima lo hacía como el que no quiere la cosa, tiraba sin mirar donde caía porque no quería ni mirarla. Jugué con Miguel Angel, Gloria, Marta y yo misma.


Y también hubo danza adaptada, y todo el mundo me invitaba a mí a bailar y no quise. Y saqué a muchos chicos a bailar, entre ellos el profesor de ajedrez. Y con esto os dejo hasta otra.


Irene

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