UN RAYO DE SOL
Un rayo de sol
en la negrura de mi tiempo:
¡Cuánto daría por retenerlo!
Un rayo de sol
en la rebeldía de mis días:
¡Cuánta ternura, esperanza y alegría!
A TI CAMINANTE
A ti, caminante,
a veces samaritano errante
siempre, de tus raíces emigrante.
A ti, caminante,
¿quién tiene derecho
a negarte un trozo de pan?
¿quién tiene derecho
a no calmar tu sed?
¿quién se atreve a discutir si mereces un techo?
¿quién se atreve a tirar
sobre ti el primer tiesto?
A ti, caminante
te envidian porque posees
la más preciada joya
que un hombre pueda tener:
Libertad.
Tu, caminante,
para conseguirla fuiste valiente,
a muchas cosas renunciaste
y cuando cansado,
los pobres de libertad
a su lado no quieren
tu caminar descanses.
Nosotros, caminantes,
en este mundo también errantes
y hacia otra vida emigrantes.
Isabel Peces
Un rayo de sol
en la negrura de mi tiempo:
¡Cuánto daría por retenerlo!
Un rayo de sol
en la rebeldía de mis días:
¡Cuánta ternura, esperanza y alegría!
A TI CAMINANTE
A ti, caminante,
a veces samaritano errante
siempre, de tus raíces emigrante.
A ti, caminante,
¿quién tiene derecho
a negarte un trozo de pan?
¿quién tiene derecho
a no calmar tu sed?
¿quién se atreve a discutir si mereces un techo?
¿quién se atreve a tirar
sobre ti el primer tiesto?
A ti, caminante
te envidian porque posees
la más preciada joya
que un hombre pueda tener:
Libertad.
Tu, caminante,
para conseguirla fuiste valiente,
a muchas cosas renunciaste
y cuando cansado,
los pobres de libertad
a su lado no quieren
tu caminar descanses.
Nosotros, caminantes,
en este mundo también errantes
y hacia otra vida emigrantes.
Isabel Peces
No hay comentarios:
Publicar un comentario