Queridos fans:
Ayer fue la gran fiesta. Y estuvimos todos muy contentos. Y los fuegos fueron muy chulos. Hubo mucha gente y Fina y Sara no veas cómo bailaban. Y no se cansaban. Y yo estaba a ver si pillaba un novio pero ni con esas. Hubo mucha gente. Genta menuda. Y todo el mundo: "Huy, qué guapa estás", y yo decía: "Eso ya lo sé yo". Y nos dimos el susto del millón. Cuando íbamos tranquilamente andando por la autovía el miccrobús se paró. ¿Sabes dónde es? Al lado de una gasolinera. Que hay un pequeño hotel que dicen que se queda allí el Racing. Y menos mal que nada más fue el susto. Y luego resulta que se arregló, menos mal. Si no me veía allí haciendo auto stop. Que si hay que hacerlo se hace, ¿Eh?, pero hacerlo para nada es tontería. Y me dijo Angel, el conductor, el que nos llevó a la fiesta, que a mí me conocía de otras veces. El conductor del autobús. Y menos mal que se arregló. Y el mercadillo muy bien. Vendimos mucho en el mercado: Sobre todo los cestos de ganchillo. Y pocos imanes. Y plantas. Y una cortina, pero la cortina no se vendió. No pongo yo eso ni aunque me lo regalen. Pero estaba bien hecho el invento, ¿Eh?. Y la cuestón es que al otro día me fui a comer con mi hermano. Y mi hermano me dice que estoy algo chunga. Me dijo: "Irene ¿Qué te pasa, que te veo de capa caída?" y ya me estoy preocupando, porque me lo ha dicho mi hermano y me lo ha dicho Juanjo y estas chicas de Casa Matías "Irene, ¿Qué te pasa", y digo yo: "Nada". Y ya si empiezan a preocuparse, yo también, fijo que tengo anemia o algo. Porque yo comer, como bien. Y nada más legar a Casa Matías nos acostamos en un pis pas. Y con esto, de momento hasta aquí he llegado. Gracias, patatín, patatán, gracias, ya os he contado mis aventuras. Chao, bambina.
Irene
Ayer fue la gran fiesta. Y estuvimos todos muy contentos. Y los fuegos fueron muy chulos. Hubo mucha gente y Fina y Sara no veas cómo bailaban. Y no se cansaban. Y yo estaba a ver si pillaba un novio pero ni con esas. Hubo mucha gente. Genta menuda. Y todo el mundo: "Huy, qué guapa estás", y yo decía: "Eso ya lo sé yo". Y nos dimos el susto del millón. Cuando íbamos tranquilamente andando por la autovía el miccrobús se paró. ¿Sabes dónde es? Al lado de una gasolinera. Que hay un pequeño hotel que dicen que se queda allí el Racing. Y menos mal que nada más fue el susto. Y luego resulta que se arregló, menos mal. Si no me veía allí haciendo auto stop. Que si hay que hacerlo se hace, ¿Eh?, pero hacerlo para nada es tontería. Y me dijo Angel, el conductor, el que nos llevó a la fiesta, que a mí me conocía de otras veces. El conductor del autobús. Y menos mal que se arregló. Y el mercadillo muy bien. Vendimos mucho en el mercado: Sobre todo los cestos de ganchillo. Y pocos imanes. Y plantas. Y una cortina, pero la cortina no se vendió. No pongo yo eso ni aunque me lo regalen. Pero estaba bien hecho el invento, ¿Eh?. Y la cuestón es que al otro día me fui a comer con mi hermano. Y mi hermano me dice que estoy algo chunga. Me dijo: "Irene ¿Qué te pasa, que te veo de capa caída?" y ya me estoy preocupando, porque me lo ha dicho mi hermano y me lo ha dicho Juanjo y estas chicas de Casa Matías "Irene, ¿Qué te pasa", y digo yo: "Nada". Y ya si empiezan a preocuparse, yo también, fijo que tengo anemia o algo. Porque yo comer, como bien. Y nada más legar a Casa Matías nos acostamos en un pis pas. Y con esto, de momento hasta aquí he llegado. Gracias, patatín, patatán, gracias, ya os he contado mis aventuras. Chao, bambina.
Irene
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