Hola:
Como vereis, es mi cuarto descenso del río Deva. Otro año más. Este año tenía muchas ganas de ir y me levanté a las seis de la mañana, cogí un taxi y me fui a Cocemfe, y allí estaba preparada para vivir esta aventura más. Estaba a la vez nerviosa, porque el día anterior llovió mucho, y tenía miedo a que se suependiera. Y llamé y me dijeron: "No, no, vamos, Beatriz, que somos fuertes". Eso me animó más. Entonces me monté en la canoa, respiré muy profundo y a vivir la aventura. Toqué el agua y estaba helada. Pensé yo: "Si me caigo hoy, salré congelada, tiesa". Pero no me importaba. Quería vivir la libertad. Remé mucho, y había mucha agua. Me daba miedo pero no me daba miedo, y cuando se torcía la canoa con el remo la ponía derecha, porque aprendí jugando con Imanol a la wii, y el chico que me acompañaba me preguntaba cómo lo podía saber, pero no le dije nada. Entonces, cuando estaba una rama de un árbol me agachaba y hasta que pasaba. Luego hicimos una parada, que nos dieron bollos de comer para coger más fuerzas y allí en un momento los bomberos como me conocían de todos los años vinieron donde mí y me dijeron que querían hacerse una foto conmigo, y yo, claro, flipé, tantos bomberos, y me puse colorada, y claro, la gente me decía que tenía mucho morro. Digo yo: "Pero qué hago yo, si ellos han venido y querían hacerse la foto conmigo". Y luego, cuando terminamos el descenso del río nos cambiamos, comimos y luego a la entrega de premios. Me regalaron un bolso negro y un diploma. Y quería dar las gracias a la asociación Amica, a Cocemfe, a los bomberos del 112, a todos los voluntarios, porque se lo merecen, y nos han hecho pasar un día muy felices, un domingo lo han dedicado para nosotros especialmente porque, claro, los domingos normalmente toca descansar y estar con su familia.
Beatriz
Como vereis, es mi cuarto descenso del río Deva. Otro año más. Este año tenía muchas ganas de ir y me levanté a las seis de la mañana, cogí un taxi y me fui a Cocemfe, y allí estaba preparada para vivir esta aventura más. Estaba a la vez nerviosa, porque el día anterior llovió mucho, y tenía miedo a que se suependiera. Y llamé y me dijeron: "No, no, vamos, Beatriz, que somos fuertes". Eso me animó más. Entonces me monté en la canoa, respiré muy profundo y a vivir la aventura. Toqué el agua y estaba helada. Pensé yo: "Si me caigo hoy, salré congelada, tiesa". Pero no me importaba. Quería vivir la libertad. Remé mucho, y había mucha agua. Me daba miedo pero no me daba miedo, y cuando se torcía la canoa con el remo la ponía derecha, porque aprendí jugando con Imanol a la wii, y el chico que me acompañaba me preguntaba cómo lo podía saber, pero no le dije nada. Entonces, cuando estaba una rama de un árbol me agachaba y hasta que pasaba. Luego hicimos una parada, que nos dieron bollos de comer para coger más fuerzas y allí en un momento los bomberos como me conocían de todos los años vinieron donde mí y me dijeron que querían hacerse una foto conmigo, y yo, claro, flipé, tantos bomberos, y me puse colorada, y claro, la gente me decía que tenía mucho morro. Digo yo: "Pero qué hago yo, si ellos han venido y querían hacerse la foto conmigo". Y luego, cuando terminamos el descenso del río nos cambiamos, comimos y luego a la entrega de premios. Me regalaron un bolso negro y un diploma. Y quería dar las gracias a la asociación Amica, a Cocemfe, a los bomberos del 112, a todos los voluntarios, porque se lo merecen, y nos han hecho pasar un día muy felices, un domingo lo han dedicado para nosotros especialmente porque, claro, los domingos normalmente toca descansar y estar con su familia.
Beatriz
No hay comentarios:
Publicar un comentario