jueves, 16 de febrero de 2012

Baterías Irene


A ver.

Ayer salí de casa con el cargador de la batería encima, por si acaso me dejaba tirada. Y yo que iba para el culto tan feliz, tuve que hacer mi primera parada en un bar, en El Portalón, y ella, como es amiga mía, que estudió costura conmigo de pequeña, me dijo: "Bueno, Irene, te la voy a cargar". Y yo, confiada en mí, me fui para el culto. Y bajando para la gasolinera de Cazoña me volví a quedar sin batería, y por eso soy precavida, es una cuesta, y por eso soy lista y me llevo el cargador encima. Y me quedé otra vez sin batería, y digo: "¿Qué hago ahora?", y menos mal que vi a mi vecina y me pudieron bajar para el cubil, y puse la silla a cargar, y luego, del cubil, fui a Pinturas Tenysol, en La Albericia, y me pusieron a cargar la silla otra vez, y allí fueron dos veces, porque salí por la puerta y otra vez me pitaba. Y otra vez volví a entrar y me volvieron a poner. Y luego ya, en la hora que cerraron me dijeron de ir a otro lado, y me quedé sin ir al culto.

Y luego fui a dar al Alisal, y conocí a un argentino y todo, Jorge, y estaban soldando máquinas para barcos, de esas que quitan arena, y ha habido ya muchos accidentes allí, en la fábrica esa, por soldar sin gafas, y a otro se le cayó una pieza muy grande y se quedó sin pie, esto es lo que me contaron. Y luego al subir a casa fui al bar La Plaza y como no podía me colé en el fisioterapia, y le dije: "¿Me puedes hacer un favor?", y ella: "¿Cuál?", y yo le dije: "Por favor, ¿Tendría un enchufe cerca?", y ella me dijo: "Sí, espera un poquitín que ahora vengo", y fue y vino y llamó a un compañero, Mariano, más majo, y entre los dos me metieron para adentro y me pusieron la silla a cargar, y estuve allí hablando un rato con ellos, y había una cosa para estirarte el cuello con unas pesas, y me quedé allí hasta que Mariano llamó a Casa Matías para que fueran a buscarme , y fue Alicia y me buscó, fue a buscarme con la furgoneta, y luego pasó lo que pasó, lo de la pastilla, que la enfermera no me dijo a qué hora la tengo que tomar, y hasta que ella no diga no la puedo tomar.

Y hasta la silla me está avisando, que hasta aquí hemos llegado, y tiene razón. Pero hay que pasarlo.

Hasta otra, fans. Espero que no os pase nunca esto.

Irene

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