
Hoy os voy a contar una cosa curiosa que me ha pasado en la calle.
Estaba lloviendo. Yo salí a hacer un recado con la capa puesta, que me tapa hasta los pies. Volvía de hacer mi recado y por el camino me habia encontrado con cinco personas diferentes que me preguntaron si me ponían la capucha, porque llovía bastante. Yo les decía que no se preocuparan, que estaba bien como estaba. Hasta que llegué a un paso de peatones en el que me encontré con una ancianita que muy amablemente me preguntó:
- ¿A quién esperas, hija?
Y yo le dije:
- A nadie, no se preocupe, señora, estoy bien.
Y sin casi yo darme cuenta va y me pone la capucha. Y es que y no llevaba la capucha porque me queda grande y con ella no veo lo que tengo delante porque me tapa entera. Tuve que esperar a no oír el ruido de ningún coche para poder cruzar con seguridad, porque no veía nada ni a la izquierda ni a la derecha. Cuando pude cruzar unos metros más adelante lo primero que hice fue decirle a otra persona que me quitara la capucha, porque no veía nada. Y yo no podía sacar la mano porque llevaba todo el cuerpo tapado.
La gente lo hace con muy buenas intenciones pero a veces no ayuda nada. Todos los que hemos salido por la calle nos encontramos con anécdotas parecidas a esta. Y todos hemos salido bien de ellas. Esto lo cuento para que sepais que lo mejor es preguntar.
Merce
Estaba lloviendo. Yo salí a hacer un recado con la capa puesta, que me tapa hasta los pies. Volvía de hacer mi recado y por el camino me habia encontrado con cinco personas diferentes que me preguntaron si me ponían la capucha, porque llovía bastante. Yo les decía que no se preocuparan, que estaba bien como estaba. Hasta que llegué a un paso de peatones en el que me encontré con una ancianita que muy amablemente me preguntó:
- ¿A quién esperas, hija?
Y yo le dije:
- A nadie, no se preocupe, señora, estoy bien.
Y sin casi yo darme cuenta va y me pone la capucha. Y es que y no llevaba la capucha porque me queda grande y con ella no veo lo que tengo delante porque me tapa entera. Tuve que esperar a no oír el ruido de ningún coche para poder cruzar con seguridad, porque no veía nada ni a la izquierda ni a la derecha. Cuando pude cruzar unos metros más adelante lo primero que hice fue decirle a otra persona que me quitara la capucha, porque no veía nada. Y yo no podía sacar la mano porque llevaba todo el cuerpo tapado.
La gente lo hace con muy buenas intenciones pero a veces no ayuda nada. Todos los que hemos salido por la calle nos encontramos con anécdotas parecidas a esta. Y todos hemos salido bien de ellas. Esto lo cuento para que sepais que lo mejor es preguntar.
Merce
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