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Queridos lectores:
En setiembre y octubre quería aprender ir sola en el tren hasta la sede de Amica. Me ayudaron entre Alicia y Mila. Mila me lo explicó dibujándome un mapa. Ese día fuimos juntas, porque tenía que hacer unas cosas en la sede. Me fijé bien el camino, cuando iba en el camino me fijé en cosas como: el Lupa de allí, la juguetería, etc. Pero otro dia tenía que entregar un papel mío a Carmen Cabo. Fui yo sola, no me dio ningún miedo, cogí el tren en la vía correspondiente. Me sacaron la rampa, me preguntó donde me bajaba, se lo dijé. Me bajé, fui caminando hasta llegué a la rotonda que está en el medio como si fuera la bola de mundo. "Ya está, chupado", me dije. Temí perderme, pero lo logré. Seguí caminando hasta que vi la sede, dije: "¡Lo conseguí, lo conseguí!. Llegué a la sede, llamé al timbre, pregunté por Carmen Cabo, subí a su despacho y le entregué los papeles míos. Les dije hasta luego a todos. Volví por el mismo camino, que fui para allá, estupendo, me sentí libre y orgullosa de mí misma. Llegué a la estación de la sede, esperé en la parada. Cuando llegó el tren me vio el maquinista y me sacó la rampa. Iba en el tren muy ilusionada de mí misma, me bajé en la estación de Santander, y ya fui yo sola a Sotileza. Ese día fue para mí algo muy especial, que me liberó de mi situación de estar en una silla de ruedas, sino que me enseñó a moverme yo misma yo sola. A veces descubro cosas de mí que jamás pensé que lograría hacerlas. Pero, a veces, te equivocas y puedes hacer miles de cosas nuevas que ni siquiera me doy cuenta.
Un saludo de Beatriz.
En setiembre y octubre quería aprender ir sola en el tren hasta la sede de Amica. Me ayudaron entre Alicia y Mila. Mila me lo explicó dibujándome un mapa. Ese día fuimos juntas, porque tenía que hacer unas cosas en la sede. Me fijé bien el camino, cuando iba en el camino me fijé en cosas como: el Lupa de allí, la juguetería, etc. Pero otro dia tenía que entregar un papel mío a Carmen Cabo. Fui yo sola, no me dio ningún miedo, cogí el tren en la vía correspondiente. Me sacaron la rampa, me preguntó donde me bajaba, se lo dijé. Me bajé, fui caminando hasta llegué a la rotonda que está en el medio como si fuera la bola de mundo. "Ya está, chupado", me dije. Temí perderme, pero lo logré. Seguí caminando hasta que vi la sede, dije: "¡Lo conseguí, lo conseguí!. Llegué a la sede, llamé al timbre, pregunté por Carmen Cabo, subí a su despacho y le entregué los papeles míos. Les dije hasta luego a todos. Volví por el mismo camino, que fui para allá, estupendo, me sentí libre y orgullosa de mí misma. Llegué a la estación de la sede, esperé en la parada. Cuando llegó el tren me vio el maquinista y me sacó la rampa. Iba en el tren muy ilusionada de mí misma, me bajé en la estación de Santander, y ya fui yo sola a Sotileza. Ese día fue para mí algo muy especial, que me liberó de mi situación de estar en una silla de ruedas, sino que me enseñó a moverme yo misma yo sola. A veces descubro cosas de mí que jamás pensé que lograría hacerlas. Pero, a veces, te equivocas y puedes hacer miles de cosas nuevas que ni siquiera me doy cuenta.
Un saludo de Beatriz.
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