Queridos lectores:
El 30 y el 31 de mayo, en Santander, se celebraron las Fuerzas Armadas. Fui con mi madre a la playa del Sardinero. Llegamos un poco tarde, me perdí lo mejor, cuando se tiraron al agua desde el mar, pero nada. Me arrimé a la valla, me puse de pie, me apoyé. De repente, oi un ruido. Venía una banda de aviones inclinados hacia la derecha y hacia la izquierda, que iban a chocar pero no, no tenía miedo pero mi madre sí. Para nosotros nos parecen preciosos, pero a la gente de países que están en guerra y tiran bombas desde arriba no le hará tanta gracia. Cambiamos de tema, había mucha gente, autobuses de otras provincias y además vinieron los reyes de España: Don Juan Carlos y Doña Sofía, pero no los vi.
Cuando se terminaron, fuimos a la parada del autobús, claro, una cola de gente, que no os voy a contar. Venía a comer mi hermano, mi cuñada y el niño, vino un autobus, claro empezó a entrar gente y yo no cabía, mi madre me dijo: "Me voy en este, espera a uno que esté vacío". A los 5 minutos vino uno de mi línea, no le iba a coger. La misma gente me preguntó qué línea cogía, le respondi que ésta, ni me molesto, que venga otro. La gente misma le dijo al conductor que me sacaría la rampa, yo misma me quedé de piedra, allí me metí, me encontré una pareja muy maja, me querían ayudar, me amistad de ella. Tenían un niño pequeñito, se reían comingo... LLegué a la parada, toqué el botón, me sacó la rampa, me bajé, pensando que estaría mi madre. Fui, me encontré con mi hermano, mi cuñada y el niño con sus amigos. Me dijo: "Acaba de venir mamá. Tú, ¡Qué rápido viniste!", se quedaron con la boca abierta.
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