
En el trabajo entrábamos a las nueve, hace años teníamos una máquina con unas tarjetas para marcar, cuando entrabamos por la puerta cogíamos la tarjeta y marcábamos la entrada y luego la salida a las seis de la tarde, luego se estropeó y la quitaron.
En el puesto de trabajo teníamos una mesa grande, cogíamos una hoja con el trabajo que teníamos que hacer, que lo llaman un control, nos decían: "A la hora tenéis que hacer tantos palés", y luego lo teníamos que apuntar en el control. Luego que hacíamos los palés los sacábamos a la calle en pilas de diez, luego cogíamos una pistola de esas de pintar, la llenaba de pintura y luego los pintaba de azul, y los dejaba en la calle para secarlos. Cuando había muchos palés teníamos dos camiones, les cargamos los palés en el camión y luego los llevaba a otras empresas, y también los hacíamos para el extranjero, y hacíamos cajas de madera grandes para meter las hélices de los barcos en los astilleros.
Trabajabamos ocho horas y de pies todo el rato, a las once de la mañana teníamos media hora para comer un bocadillo y algo para beber, y luego otra vez a trabajar. Yo empecé a trabajar a los dieciocho años, cuando empecé a trabajar me aseguraron, estuve trabajando casi veintisiete años. En el trabajo teníamos un delegado para representar a los trabajadores cada cuatro años, una vez me presenté yo para delegado y me votaron para cuatro años, luego teníamos reuniones una vez a la semana y tenía que ir yo a todas. Me daban las once de la noche en las reuniones, acababa de las reuniones hasta el coco, eran algunas pesadas de tantas horas, y así durante cuatro años que estube de delegado.
Y luego me jubilé por la espalda, que la tenía fastidiada, la columna la tenía mal y las vértebras también, me dijo el medico que las tenía mal por que cogía mucho peso cuando estaba trabajando.
Lorenzo
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