Queridos lectores: En mi zona de casa, en General Dávila, donde yo vivo, cuando cruzaba había bordillos, la silla daba saltos, metía mucho ruido, se oía desde la otra acera, claro, todas las personas se me quedaban mirando, yo estoy acostumbraba.
Entonces, sin dame cuenta, Ernesto, que es familia lejana de mi padre, me estaba observando desde hace tiempo. Un día nos paró a mí y a mi madre, nos dijo que iba hablar con Roberto del Pozo, que es concejal del Ayuntamiento. Al mes, me dice mi madre: "Tengo que darte una sopresa, ya no tienes que salirte por la carretera". Le dije: "¿Qué…?" - "Ya nos pusieron todos los rebajes de las aceras".
Quiero darles las miles de gracias a Roberto y a Ernesto, de parte mía y de mi madre. Así todas las personas que están saltando como yo, ya estamos tranquilos, ya dejamos de saltar con nuestras sillas. Un saludo a Ernesto y a Roberto de mi madre y mío.
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