Cuando iba al instituto, la semana cultural era una semana especial, había actividades. A mí me ofrecieron participar en una carrera con mis sillas de ruedas manual, me gustaba participar, sobre todo hacer carreras con mi silla, pero no gané, tampoco no le di mayor importancia. Pero, el último fue un recuerdo fabuloso, pero era una carrera más complicada, pero quería hacerla, estuvimos ensayando una semana, lo veía super complicada. Pero, llegó el dia, me lo tomé con tranquilidad con mi silla manual, sabía que lo iba hacer un churro. Pero no fue así, cuando participé me puse las pilas, saqué mi coraje de vivir. Me tocó una prueba en 5 minutos, lo tenía que acabar, corrí mucho sentada, manajando las manos a las ruedas y acabé la prueba. Yo dije que había salido como churro. Los cuidadores se reían de lo que decía y también mis profesores de apoyo, me decían qué copa más bonita van a dar a la ganadora. Yo, no le daba mucha importancia, me hice algo de daño en las manos pero podía pasar. Al dia siguiente, fuimos a la hora de dar los premios a la gente que había participado, empezaron a repartir. Llegó la hora del premio de las carreras de silla, por un microfono con altavoz, oí el nombre de la ganadora, que era yo. No lo podía creer, me dieron un diploma y copa de plata lindísima, en el año 1997, que pone Leonardo Torres Quevedo, la tengo en una balda de mi habitación, fue un día de mucha ilusión y emoción.
Beatriz
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